así cae el hombre perfecto

7 de diciembre de 2012La Fabriquera, La Plata, Buenos Aires, Argentinatextos por Laura Valencia y Fabiana Di Luca

Desde que me encontraron mirando el cielo al amanecer, hasta la tarde que me trepé a la cornisa del palacio Piria, habían pasado muchos meses que me fueron hundiendo como en un pozo de barro, en la tristeza. Sentí atracción por la quietud, quise volverme planta seca, cosa olvidada; poco a poco el pozo se hizo real y una mañana desperté durmiendo en un hueco redondo, enroscado como un lagarto. Veía mi piel oscurecerse de sol y tierra y confundirse con las raíces de las plantas. No podía más que estar callado en el jardín, junto a las calas. Los sonidos de mi voz se hicieron roncos y las palabras se deshacían entre los dientes antes de salir. Durante un tiempo mirar una flor, sostener una pequeña piedra en mi mano, o el cielo rosado del atardecer me conducían al llanto y me invadía la necesidad de permanecer inmóvil en la hendidura del piso oyendo los sonidos dentro de mi cuerpo como algo extraño y lejano. Otras veces en que podía moverme, atravesaba con indiferencia los espacios caminando horas por las calles, hasta que la noche me encontraba sentado en la arena fría junto al río, sin ver ni el agua, ni el cielo. Lo que más quería al despertar era que la noche llegara pronto para poder echarme a dormir. En una de esas salidas por las afueras de la ciudad, me topé entredormido un alambrado, un girón de ropa quedó enganchado al arrancarse con las púas y más tarde vi que tenía sangre seca entre los dedos, lo crucé y a pocos pasos tropecé con algo duro que me hizo trastabillar y caer de panza en el pasto mojado, me quedé inmóvil procurando acostumbrar los ojos a la oscuridad y la humedad de la tierra me fue enterrando en un sueño vacío; desde el piso vi emerger el cuerpo roto y violeta de un edificio inmenso sobre el cielo negro . Fue la primera vez en meses que no me sentí miserable y sonreí. Había encontrado ,sin haber sabido hasta ese momento que lo estaba buscando, un palacio en ruinas desde donde realizar mi caída.

txt de Laura Valencia

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CUERPO. Ojos, pelos, dibujo, sangre, gato, oxígeno, taza, dedos, mujer, poro, libro, tripas, bicicleta, idea, pulmón, hombre, árbol, diente, semen, nervio, flor, oxígeno, corazón, viento, uñas que crecen... Devenir imperceptible. Un cuerpo hecho de carne, sangre, pensamientos, huesos, cosas, otros cuerpos... Somos pliegue y repliegue incesante de una superficie sensible que hace carne el afuera. Movimiento constante que va trazando silenciosamente la arquitectura de los días. Un orden, un plan, una forma posible del deseo. Un cuerpo continente y contenido. De repente una pieza se salta, un agujero se abre y expande quebrando toda la estructura. Caída. Desborde, fuga. Arrojo inesperado a otro espacio, otra velocidad. El cuerpo se vuelve "Un palacio en ruinas sin techo". Vacío y escombros. ¿Dónde vivir? ¿qué llevar? Buscar un lugar donde caer como posibilidad de reinventarse. El cuerpo que busca el cuerpo. Otro cuerpo. ¿cuál es el hombre perfecto? Movimiento apasionado, urgente, vital que no hace más que buscar una imagen que nos devuelva al mundo.

txt de Fabiana Di Luca